En un acto organizado en ocasión del 20º Aniversario de la adopción de la Carta Democrática Interamericana, Miembros de Club de Madrid condenaron enérgicamente la escalada de represión y persecución desatada por el gobierno del Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, de cara a los comicios del 7 de noviembre, señalándola como el mayor caso de atropello a la democracia en la región en años. Más allá de ilegalizar a todos los principales partidos de la oposición, son más de 30 los opositores detenidos, incluidos siete aspirantes a la presidencia, a lo que ahora se suma la orden de detención contra el escritor Sergio Ramírez, ex vicepresidente del Gobierno sandinista del propio Ortega y la figura internacional más reconocida del país, acusado por la Fiscalía de «conspirar» e «incitar al odio».
A pesar de las sendas recomendaciones e informes de la Organización de Estados Americanos (OEA), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas y la Unión Europea, la ola de arrestos, acoso y restricciones arbitrarias impuestas a opositores y precandidatos presidenciales no ha cesado en Nicaragua, sino todo lo contrario. De hecho, Daniel Ortega está haciendo del camino hacia las elecciones de noviembre la confirmación de una autentica dictadura. Ha llegado el momento de aplicar la Carta Democrática Interamericana al gobierno de Nicaragua dando así una clara señal al apoyo a instituciones democráticas en la región en un momento de grave polarización política y de una creciente fragilidad en la institucionalidad democrática.
Yendo a posibles medidas concretas, los Miembros de Club de Madrid apuntaron a la necesidad de cancelar de inmediato el desembolso de fondos por parte de organismos financieros internacionales al gobierno de Nicaragua. Estos dan oxígeno a Daniel Ortega y le permiten avanzar en su concentración de poder y deriva autoritaria.
El deterioro de la democracia en Nicaragua lleva más de diez años gestándose, de manera gradual pero evidente. Es una nueva forma de golpe de estado que, a su vez, requiere un cambio en la reacción y respuesta de la comunidad internacional. La previsión y la utilización de mecanismos de alerta temprana se imponen. La democracia implica estado de derecho, pero también social. Como tal, esta tiene que garantizar derechos fundamentales – la libertad de asociación y de expresión – y derechos sociales, pero hoy también se hace imprescindible contemplar una mayor participación ciudadana en los procesos políticos.
En estos 20 años desde la adopción de la Carta Democrática Interamericana se ha aprendido mucho, ha cambiado el contexto, así como los desafíos y las amenazas a los sistemas democráticos. Es por esto que los Miembros de Club de Madrid llaman a una profunda reflexión para actualizar la Carta, adecuándola a los desafíos y realidades de hoy.
Esta más reciente arbitrariedad de Daniel Ortega debe ser la última. La comunidad internacional, incluyendo la Unión Europea, pero en especial a la OEA y sus estados Miembros, deben actuar ya o su silencio hablará por ellos.